La tarde de ayer fue una tarde calurosa, de esas típicas de viento del sur, a pesar de que apetecía más una siesta que cualquier actividad física, cogí mi mochila y en compañía de mi "colega", una vez más me subí a la montaña. Una vez arriba cambió el viento y se puso del norte, con el consiguiente cambio de temperatura, y cuando sucede esto, las cumbres de las montañas se visten la típica "txapela".
Después de recoger unas pocas setas y sacar algunas fotos, iniciamos el regreso a casa que suele estar amenizado con el juego de la piña, que es un juego que le encanta a mi colega. El juego se inicia con una piña de pino entre sus dientes y una mirada que me desafía; a continuación avanza unos metros y deposita la piña en el suelo y cuando estoy a punto de llegar a su altura muerde la piña y echa a correr. A veces jugamos con tres piñas simultáneamente, y entonces se vuelve loco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario